Calle de Alfonso I, vía emblemática de Zaragoza

Pocas vías de la ciudad de Zaragoza tienen tanta historia como la calle de Alfonso I. Esta calle de 500 metros que va desde el Coso hasta la plaza del Pilar, es una de las vías más concurridas de la ciudad de Zaragoza, y enlaza fácilmente con el Paseo Independecia. Hacia un lado o el otro, recorrerla en toda su extensión nos transporta a diferentes épocas, estilos arquitectónicos y ambientales de alto valor patrimonial y cultural.

En sus bocacalles también han surgido pequeños grandes locales de cultura modernista y obligada visita para todos los amantes del azúcar en cualquiera de sus formas (tartas, pasteles y más tartas). Son ya varios las cafeterías hípsters vintage que hay junto a la calle Alfonso, como Doña Hipólita, Café Botánico, o las que encontramos en la calle Manifestación. En pleno corazón de Zaragoza, desde aquí podemos visitar la parte antigua de la ciudad y a conocer muchos locales de culto, asó como algunos de sus secretos.

Esta calle tan célebre fue construida entre 1865 y 1867, momento en el que se decidió la apertura de una vía por motivos de salud pública e higiene, y con la intención de aliviar el tráfico de peatones y vehñiculos del centro histórico de la ciudad. Fue con diferencia la operación de reforma interior del casco urbano de Zaragoza más importante llevada a cabo durante el siglo XIX.



calle alfonso zaragoza

La apertura de esta vía provocó que una gran cantidad de familias adineradas, principalmente de la burguesía, comenzasen la construcción de sus casas y palacetes en la misma calle y sus entornos. Esto trajo consigo algunas ventajas, como lo fue el que el ayuntamiento tenía ahora derecho a obligar a los nuevos residentes aque construyeran sus edificaciones siguiendo la misma estética, resultando esto en una armonía del paisaje urbano.

Una de las paradas obligatorias en esta calle a día de hoy es la tienda "La Parisién", fundada en 1911. Esta tienda ha vestido a muchas generaciones de zaragozanas en fiestas y grandes celebraciones.Ya en su inauguración no pasó desapercibida, pues instaló un escaparate hacia la calle, algo que no se estilaba en la España del siglo pasado. Además, los precios de los prodcutos eran fijos, algo que venía sucediendo desde hacía algún tiempo en Europa, pero no todavía en nuestro país. Este establecimiento sigue comercializando productos como los mantones de Manila, tiaras, peinetas, mantillas españolas, complementos de novia y velos.